Opinión

26.Mar.2011 / 07:16 am / Haga un comentario

Itsvan-Meszaros

Itsvan-Meszaros

El capitalismo tiene un grado de radioactividad tan destructiva que es un amenaza para la humanidad. Se acaba de constatar cuando la empresa que operaba los reactores nucleares de Fukushima, en el noreste de Japón, que se vieron afectados por el terremoto,  reconoció que no realizó las inversiones necesarias para renovar los sistemas de seguridad, porque no resultaba rentable hacerlo desde la perspectiva de la acumulación capitalista.

Bajo esta lógica, que seguramente los inversionistas de esa empresa eléctrica consideran razonable, esos complejos nucleares se mantenían operativos arriesgando millones de vidas porque estaban expuestos, como se constató, a una fuga de radioactividad.

Esta nefasta visión es capitalismo puro, sentenció István Mészáros ante unos asistentes, que coparon el auditorio de la Escuela Venezolana de Planificación, perplejos por lo dramático de su relato.

“La visión del capitalismo es la de la destrucción”, agregó el filósofo húngaro, catedrático de la Universidad de Sussex, en Inglaterra.

“Una de las vías más conocidas para la destrucción es la guerra y la otra, mucho más palpable en estos tiempos, para los que no han vivido las dos guerras mundiales del siglo XX, es la destrucción de la naturaleza”, expresó en castellano este intelectual marxista, ganador del Premio Libertador al Pensamiento Crítico 2008.

Si se mantiene el ritmo de emisiones de anhídrido carbónico, el nivel del mar se puede elevar 40 metros. Para tener una idea del desastre que esto supondrá, Mészáros recordó que la ola del tsunami reciente en Japón, que devastó pueblos enteros, apenas tenía 10 metros de altura.

PARTICIPACIÓN ACTIVA DE LA GENTE

Como profesor acostumbrado a las exposiciones, resumió pedagógicamente las dimensiones de la destrucción: la dimensión militar y la ecológica; y agregó una que es inherente a la dinámica capitalista: la destrucción productiva, que no es otra cosa que la manera como se despilfarran los recursos naturales, por la irracionalidad del sistema dominante, aseguró el intelectual marxista.

“La presión de la expansión de capital es la que impulsa la destrucción del mundo. Los seres humanos somos capaces de revertir este proceso. Aunque haya muchas fuerzas que marchen en sentido contrario, se puede hacer, pero es necesario la toma de conciencia de la gente para cambiar”, enfatizó ante los aplausos de los numerosos asistentes.

Esa nueva conciencia es la que debe impulsar la participación de la gente. Es necesario salir a la calle para exigir los cambios necesarios. “El sistema tiene que cambiar radicalmente, de raíz. Tenemos que ir a las causas y no quedarnos analizando sólo las consecuencias. Se debe trascender los límites del capitalismo, la gente debe confrontar a esas fuerzas destructivas e impulsar una transformación socialista radical”, insistió el expositor en medio de los aplausos de un atento auditorio.

Para lograr los cambios Mészáros considera vital que se laboren nuevas maneras de transformar la sociedad y los trabajadores deben estar activos en este proceso. “Una sociedad postcapitalista no nos llevará muy lejos. Aunque pretendió ser distinta, como la extinta Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS), en el fondo no lo fue ni lo es, porque se impuso un sistema en el que trabajaba la mitad de los ocupados.

“La vía es erradicar el capital. Se trata de una transformación radical y profunda, no en el sentido de la igualdad que existe en el capitalismo, que es meramente formal. La construcción de un nuevo orden social pasa por un cambio estructural que involucra a todos los ámbitos de la sociedad”, explicó el militante del pensamiento crítico.

NUEVA ETAPA, EDUCACIÓN NUEVA

Con una visión profundamente marxista, Mészáros se centró en el problema de método. Pensar en un socialismo que tenga una visión de la planificación desde la perspectiva del capitalismo está determinado al fracaso. Sin embargo, reconoció que en esta etapa de transición es fundamental el concepto de mediación. No visto desde la perspectiva de la conciliación, si no como una relación antagónica.

“En el período de transición se necesita una mediación que no sea antagónica. Esto se logra mediante la asociación comunal”, agregó,  al enfatizar que estas organizaciones deben tener como objetivo un cambio estructural, en el que se incluye la esfera política en todas sus instituciones. Pero advierte que debe ser radical, porque si se cambia la clase dominante, por ejemplo, y quedan las instituciones, entonces el sistema se seguirá reproduciendo.

“La tarea histórica es un cambio desde arriba hasta abajo que contemple la esfera económica, social y la superestructura política con todo su armatoste. Por esta razón es que se llama relación dialéctica porque hay una interacción entre todas las fuerzas y los entes involucrados.

De hecho, para Mészáros todos los sistemas de pensamiento que surgen dentro del marco histórico del capitalismo constituyen un conjunto estrechamente entrelazado de determinaciones conceptuales. Son el sustento y sirven como apoyo a la formación social dominante. Por eso su insistencia de cambiar desde la raíz.

Descuidar este detalle sería, en opinión del filósofo húngaro, perder de vista el entramado ideológico del sistema (lo que Marx llamó ideología dominante).

Para desmontar esta visión ideologizante, es fundamental prestarle una gran atención a la educación como instrumento para la transformación de la conciencia.

Mészáros concibe la educación real como interacción, mas que imposición de valores e ideas. El cambio de conciencia no puede confinarse a unos años de formación, se trata de un proceso de por vida. Es un atarea continua. Debemos ser los formadores y los transformadores en el sentido que le asignó Marx de una nueva época histórica, aunque no sepamos todavía cuándo comenzarán esos cambios”, concluyó.

PROFESOR EMÉRITO

István Mészáros nació en Budapest, Hungría, en 1930. En 1954 se graduó con honores en Filosofía en la Universidad de Budapest, a pesar de que las autoridades intentaron expulsarlo por su defensa de Georg Lukács, de quien fue su asistente y posteriormente su sucesor en esa casa de estudios.

Luego del levantamiento de Hungría, abandona su país. Trabajó en Italia y desde 1959 en Inglaterra.

Desde 1950 ha publicado obras controversiales sobre el marxismo. Hoy en día es profesor Emérito de Filosofía de la Universidad de Sussex, Inglaterra

En 1970 ganó el Deutscher Prize por su libro La teoría de la alienación de Marx, y, desde entonces, ha escrito sobre marxismo.

Posteriormente publicó Filosofía, Ideología y Ciencia Social (1986) y El poder de la Ideología (1989), entre otros libros, editados en distintos países del mundo.

Beyond Capital ( Más allá del capital) es, sin embargo, su libro de mayor envergadura y configura una de las más agudas reflexiones críticas sobre el capital, de sus formas, engranajes y mecanismos de funcionamiento socio-metabólico, condensada en más de dos décadas de intenso trabajo intelectual.

En septiembre de 2009 Mészáros se hizo acreedor al Premio Libertador al Pensamiento Crítico 2008 que otorga el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela. El premio se lo adjudico por su obra El desafío y la carga del tiempo histórico: El Socialismo del siglo XXI.

En esta nueva visita a Venezuela, producto de su incansable quehacer intelectual y de sus últimas reflexiones, presentará hoy una nueva obra en la VII Feria Internacional del Libro, Estructura social y formas de conciencia. La determinación social del método, editada por Monte Ávila.

“Es un privilegio para las venezolanas y venezolanos contar con la presencia de este estudioso del marxismo. Un luchador por una sociedad igualitaria, solidaria y basada en la alternativa hegemónica del trabajo, como lo es la sociedad socialista”, fueron las palabras de presentación del ministro Jorge Giordani.

“Es la primera vez que nos visita sin la compañía de su entrañable compañera y esposa”, agregó con la voz entrecortada el ministro del Poder Popular de Planificación y Finanzas quien acompañó en el podio al expositor, junto a la directora de la Escuela Venezolana de Planificación, Elisenda Vila.

T/Manuel López
F/María Isabel Batista
Caracas
 

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