Opinión

27.Jul.2015 / 09:38 am / Haga un comentario

Por estos días se están cumpliendo 61 años del nacimiento del Comandante Supremo de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez. Han pasado poco más de dos años de su desaparición física y todavía es pronto para captar en toda su inmensidad la trascendencia histórica universal de la obra y el pensamiento del Comandante y líder de nuestra revolución.

Obviamente, el Comandante Chávez dejó toda una obra material revolucionaria expresada en las centenares de miles de viviendas construidas para nuestro pueblo; en los miles de kilómetros de carreteras, autopistas y vías férreas construidas; en las escuelas y universidades creadas para garantizar el derecho al estudio y a la cultura de nuestro pueblo; en los hospitales y centros de salud y en general, toda una inmensa obra de infraestructura a lo largo y ancho del territorio nacional. El Comandante dirigió el proceso de construcción de una poderosa organización popular para el ejercicio directo del Poder por parte del pueblo y las nuevas instituciones revolucionarias que construimos sobre la base de su pensamiento revolucionario, socialista y democrático.

Ocupó un lugar central en su pensamiento y en los planes estratégicos que concibió la necesidad de superar el modelo rentista petrolero que heredamos de la IV república burguesa y edificar el nuevo modelo productivo socialista.

Con el Comandante Chávez reconquistamos la soberanía y la independencia que nos fue arrebatada por las fuerzas de la oligarquía y del colonialismo europeo y yanqui después de la derrota del proyecto de Bolívar.

El Socialismo Bolivariano del Siglo XXI

Al Comandante Supremo Hugo Chávez le debemos haber devuelto al primer plano de la discusión mundial y de la lucha de clases la idea del socialismo. Para la década del 90 del siglo pasado y los primeros años del siglo XXI, la idea del socialismo estaba totalmente desprestigiada tras la caída del socialismo de Europa del Este (el “socialismo real” o “socialismo realmente existente”, como era conocido), con la Unión Soviética a la cabeza y la restauración capitalista en esos países, además de la victoria ideológica –amén de económica y política- del dogma neoliberal que fue asumido por las élites políticas, intelectuales y los gobiernos en casi todo el mundo. Era tal la victoria ideológica del neoliberalismo como expresión extrema del capitalismo que desde la derecha surgieron las famosas tesis del “fin de las ideologías” y el “fin de la historia”, es decir, que con el capitalismo la humanidad había llegado a los límites de su desarrollo y sólo cabía ir “perfeccionando” el capitalismo. Desde la izquierda, en Europa y otras partes del mundo, viejos partidos comunistas (como el italiano) y organizaciones de izquierda se cambiaron los nombres, abjurando de su historia heroica de luchas y nacieron así las tesis “posibilistas”, según las cuales, como no se podía derrotar el capitalismo había que luchar dentro del sistema para lograr lo que era posible. Era la renuncia a la lucha por emancipar a la humanidad de la explotación del capital y la adopción del camino reformista que desarma a los pueblos y reproduce ideológicamente la dominación burguesa.

El Comandante Chávez en enero de 2005, en el marco del Foro Social Mundial en Porto Alegre, Brasil, relanza la idea del socialismo como vía para la liberación de toda la humanidad y durante toda la campaña electoral de 2006 para la presidencia de la República sostiene que la Revolución Bolivariana es una revolución socialista y quienes voten por su candidatura lo estarán haciendo por el socialismo. Así, nuestra revolución define su carácter de Bolivariana, antiimperialista y socialista.

Ahora bien, el Comandante Chávez hace una lectura crítica de las experiencias socialistas del siglo XX y por eso conceptualiza al socialismo que comenzamos a construir en Venezuela como Socialismo Bolivariano del Siglo XXI. Es decir, nuestro socialismo es original, pues parte de nuestras raíces históricas y culturales, recoge el pensamiento anticolonialista, de justicia social y latinoamericanista del Libertador, Simón Bolívar, el cual a su vez, es un pensamiento síntesis de los primeros 300 años de lucha contra el colonialismo español, reivindica la raíz indigenista –como Mariátegui- y afro de nuestro socialismo, abreva el Comandante en Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora para, a partir de ellos y con ellos, sistematizar la experiencia histórica de las luchas y el pensamiento revolucionario nuestro americano y mundial de los siglos XIX y XX.

Desde nuestra realidad venezolana, latinoamericana y caribeña de finales del siglo XX y principios del siglo XXI, el Comandante Supremo reivindica lo que de positivo tuvo el socialismo del siglo XX y critica sus falencias principales: la falta de democracia, el poder casi omnímodo del partido sobre la sociedad y la visión industrialista para competir con el capitalismo en detrimento del desarrollo de la conciencia revolucionaria (en plena coincidencia en este aspecto con el Che Guevara). En ese marco critica la tesis de la dictadura del proletariado expuesta por Marx y seguida por Lenin, pero al mismo tiempo recoge y revaloriza los elementos centrales de la crítica marxista del capitalismo, tanto en el campo de la economía política, como en los objetivos fundamentales del socialismo, como la única sociedad capaz de superar la explotación capitalista y construir la sociedad de los productores libres como al definió Marx. Por eso en algunas oportunidades se definió Bolivariano y marxista.

Su crítica al concepto de dictadura del proletariado lo conduce a plantear la tesis de la democracia revolucionaria o democracia socialista, pues, como lo afirmó en algunas oportunidades, el concepto de socialismo democrático era –y es- propio de la socialdemocracia reformista. Esa democracia socialista es la que cruza transversalmente todo el texto constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, es la democracia participativa y protagónica basada en el ejercicio directo del poder por parte del pueblo, es decir, el Poder Popular que construimos desde las bases de nuestro pueblo en consejos comunales, comunas y todo el entramado de organizaciones populares que existen en el ámbito territorial y con la gestión directa y democrática de la clase obrera en el proceso social del trabajo en la esfera productiva.

En el proceso de transición al socialismo coexisten diversas formas de propiedad sobre los medios de producción: social, privada y mixta, este es un planteamiento que introduce el Comandante Chávez en la Constitución de 1999 y luego, en la propuesta de reforma constitucional del año 2007 propone dos formas de la propiedad social: la directa o comunal y la indirecta o estatal y también prevé una forma mixta entre ambas. El Comandante toma en cuenta la hegemonía de las relaciones capitalistas a escala planetaria y determina que durante una buena parte de ese período de transición al socialismo, necesariamente largo, predominan las relaciones mercantiles en el mundo y en el propio país, por lo que el avance de la forma social de propiedad hasta superar a la privada se hará en el marco de una dura lucha de clases, tal como lo estamos viviendo hoy con la guerra económica, en la cual la burguesía asociada al imperialismo utiliza sus fortalezas en la producción y distribución de bienes y servicios para emplearlas con objetivos contrarrevolucionarios.

Relaciones Internacionales

Chávez, con el Che entre otros y otras, asume que la victoria del socialismo no es posible en un solo país y en nuestro caso, no es posible solo en Venezuela, aun con nuestras fortalezas de país petrolero. Por eso, a la par de avanzar siempre todo lo posible en todos los terrenos en el interior del país, despliega una audaz, permanente y tesonera labor en el plano internacional, ampliando el campo de las relaciones económicas, políticas, culturales, militares y diplomáticas en todo el mundo. Relaciones estratégicas en el continente latinoamericano y caribeño, en el marco de una visión latinoamericanista, solidaria, unionista y Bolivariana, que se concreta hoy en un grupo de organismos y acuerdos entre nuestros países (ALBA, UNASUR, CELAC, Petrocaribe, etc.) que han conformado una nueva situación geopolítica en el continente, basada en una nueva correlación de fuerzas a favor de los pueblos frente al imperialismo que perdió la iniciativa política en la región, aunque hace esfuerzos por recuperarla y conviene estar permanentemente alertas.

Al mismo tiempo desarrolla alianzas de carácter estratégico con Rusia, China, Irán y otros países que objetivamente fortalecen nuestro desarrollo nacional y enfrentar los embates de la contrarrevolución. La política exterior de la Revolución Bolivariana, Socialista y Chavista, está orientada por dos principios fundamentales que plantea el Comandante Chávez: la construcción de un mundo multicéntrico y pluripolar y la lucha por la unión de Nuestra América; ambos principios de profunda raigambre Bolivariana.

Chávez, un pensamiento anti dogmático, crítico y humanista

Creo que a lo largo de este artículo ha quedado evidenciado el carácter crítico, anti dogmático por excelencia, del pensamiento del Comandante Supremo. Si algo demostró siempre el Comandante Chávez fue su repudio a dogmas, a “recetas” prefabricadas –generalmente provenientes de otras latitudes- que pretendían imponernos algunos “teóricos” de dentro y de fuera que parecen tener un “molde” para hacer revoluciones y el que se salga de ese “molde” es objeto de todo tipo de acusaciones. El Comandante Chávez se salió de todos los “moldes”, si algo la caracterizó fue su capacidad de pensar con cabeza propia, de inventar, de crear (Robinsoniano como era). Con Fidel afirmó que no hay recetas para construir el socialismo y con Lenin fue recetas para construir el socialismo y con Lenin fue consecuente marxista (lo haya dicho expresamente o no), al realizar el análisis concreto de cada situación concreta y como consecuencia de ese análisis proponer una acción transformadora, una o varias medidas revolucionarias.

El humanismo es una característica esencial del pensamiento y la acción revolucionaria de Chávez. El ser humano está en el centro de toda la obra de Chávez. El socialismo Bolivariano y Chavista es para crear el nuevo ser humano, el hombre nuevo y la mujer nueva de la que nos hablara el Che; un hombre y una mujer liberado de la explotación y de la alienación, del egoísmo. Hombres y mujeres libres, solidarios y solidarias, con profunda conciencia del deber social. En ese sentido, el humanismo chavista se emparenta con el humanismo revolucionario, el humanismo cristiano y el humanismo marxista.

Ese humanismo chavista está sustentado en una profunda espiritualidad (que no es lo mismo que religiosidad) en la que el amor es el motor de las transformaciones revolucionarias. Hacemos la revolución socialista, luchamos contra el capitalismo y el imperialismo porque amamos profundamente al ser humano (al prójimo dirían los cristianos) y lo queremos libre de toda sujeción a cadenas que lo oprimen.

Finalmente, cómo se fue conformando el pensamiento del Comandante Supremo Hugo Chávez? Por ahora digamos que a través de una práctica política y social permanente en el seno de los explotados y oprimidos, en combinación con una pasión permanente por el estudio de la teoría y las experiencias de otros y otras, fueran pueblo o individuos. El Comandante siempre mantuvo ese contacto vivo, bidireccional, dialogante, con el pueblo. De allí se nutrió, de la práctica revolucionaria.

No podemos aun medir la trascendencia histórica del Comandante Supremo Hugo Chávez, de su pensamiento y su obra revolucionaria, todavía es temprano para hacerlo, tenemos que estudiarlo mucho todavía. Pero no hay duda que es el líder más grande de nuestra Patria y creo que no exagero si digo que del continente, después de Bolívar. Por eso su estampa acompaña las luchas de los explotados, oprimidos y excluidos de todo el mundo.

Viva Chávez!!!

Caracas, 25 de julio de 2015

Fuente: Página oficial del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV)

 

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