Opinión

1.Mar.2016 / 10:18 am / Haga un comentario

Prohibido Olvidar

Por:  ADÁN CHÁVEZ FRÍAS

El 27 de febrero de 1989 el pueblo venezolano oprimido despertó y encendió la llama de la Revolución Bolivariana. Cuando ocurrían cambios significativos en la geopolítica mundial, como el fin de la experiencia socialista en la Unión Soviética, nuestro pueblo inició el camino hacia su liberación definitiva.

Aunque su epicentro estuvo en Caracas, el 27 F fue una rebelión de carácter nacional que amalgamó las luchas revolucionarias guerrilleras, estudiantiles, obreras, de la izquierda venezolana y de los sectores populares, que siempre fueron perseguidos durante la Cuarta República.

El pueblo se expresó contra las políticas neoliberales del capitalismo, contra la represión, la desigualdad, la explotación, la discriminación, el desempleo, la opresión; y la respuesta de la burguesía adeco-copeyana fue brutal: se cometió el más grande genocidio de la historia de Venezuela del siglo XX.

Esa rebeldía de romper con los patrones impuestos desde la Casa Blanca y el Fondo Monetario Internacional (FMI), le costó al pueblo sangre y dolor. En los sucesos de El Caracazo, cientos de venezolanos, todavía desconocemos el número exacto, fueron masacrados por órdenes del gobierno adeco de Carlos Andrés Pérez.

Quiero recordar unas palabras del Comandante Chávez refiriéndose a estos hechos, que irrumpieron para dividir en dos la historia patria: “Una nueva historia escrita con la heroica sangre popular venezolana. A nosotros y nosotras sí que nos está prohibido olvidar. Necesario es en este día rendirle tributo a nuestros mártires: ellos y ellas viven en la victoria de la Revolución Bolivariana. Como decía una luminosa e imperecedera consigna que nació del febrero rebelde de 1989: “No hay pueblo vencido”. Y nunca más habrá pueblo traicionado. Vamos a hacer memoria, vamos a seguir forjando memoria colectiva: saber de dónde venimos es decisivo para no perder el rumbo hacia el socialismo, esto es, hacia nuestra independencia definitiva”.

La revolución que se inició con la rebelión popular del 27 de febrero de 1989, y prosiguió con las rebeliones militares del 4 de febrero y 27 de noviembre de 1992, desencadenó un largo y complejo proceso de organización y acumulación de fuerzas que hizo posible la hermosa síntesis del 6 de diciembre de 1998, cuando el pueblo tomó la decisión irrevocable de convertirse en protagonista de su propia historia y conductor de su propio destino. No se trataba de una jornada electoral más ni de cambiar a un presidente por otro: el pueblo quería ser y se hizo el alfarero de una nueva República y el constructor de una Venezuela real y verdaderamente libre, soberana e independiente.

En estos 17 años de Revolución Bolivariana, con aciertos y desaciertos, con dificultades, construimos una política económica soberana que protege y resguarda al pueblo trabajador de las nefastas consecuencias de la crisis capitalista.

Hoy, la contrarrevolución azuza un nuevo “estallido social” valiéndose de la difícil coyuntura económica que atraviesa el país. Pero se equivocan. Este pueblo ya no es el mismo pueblo que hace 27 años se lanzó de manera espontánea, desarmado, sin dirección, a las calles, para decir ¡ya basta!, y por eso fue masacrado.

Este pueblo ahora tiene mucha claridad y sabe quién es el enemigo y se mantiene en la calle, organizado y consciente; y dispuesto, como unidad cívico militar a defender su derecho a ser libre y a construir un modelo de justicia social que fue aprobado por enorme mayoría, en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

El Gobierno Bolivariano continúa el rumbo que Chávez marcó, inspirado en los ideales del padre Simón Bolívar, de hacer una revolución para darle al pueblo la mayor suma de felicidad posible. Y continuamos en esa senda sorteando las amenazas y ataques de quienes pretenden derrotarnos para nuevamente saquear nuestros recursos.

Estamos en medio de una coyuntura nacional e internacional en extremo difícil y compleja, caracterizada por una contraofensiva imperialista contra la Revolución Bolivariana y los pueblos nuestroamericanos, en complicidad con el adversario interno, instrumento del imperialismo, que no ceja en su empeño de destruir la Revolución.

Desde hace tres años, tras la partida física del Comandante Eterno, la contrarrevolución ha ensayado todas sus armas materiales e ideológicas, generalmente inconstitucionales, para poner en práctica aventuras desestabilizadoras y golpistas que han ocasionado significativos costos humanos y económicos.

La oligarquía apátrida, el rancio y desfasado puntofijismo adeco copeyano, la derecha neofascista, nuevamente demuestra su desprecio y subestimación al pueblo, tratando de imponer una “Ley de Amnesia Criminal” que permita la impunidad de los crímenes contra el pueblo.

Quienes masacraron hace 27 años al pueblo, son los mismos que quieren que olvidemos a las víctimas de las guarimbas; son los mismos que pretenden provocar una espiral de caos y de violencia para intentar derrocar al legítimo gobierno de Nicolás Maduro, en donde nuevamente sea el pueblo el que ponga los muertos.

No han podido en 17 años y no podrán ahora. Este pueblo digno tiene mayor conciencia de unidad, de Patria, de soberanía y no se dejará arrebatar por el neoliberalismo, los logros sociales que hemos alcanzado en este proceso de liberación nacional.

El 27 de febrero del 89, el pueblo salió sin la fuerza armada, que fue usada por el gobierno adeco para reprimir al pueblo. El 4 de febrero del 92, los soldados patriotas salieron cuando todavía faltaba avanzar en la unión con el pueblo. Eso no volverá a suceder nunca más porque hoy tenemos el gran movimiento popular cívico militar antiimperialista sobre el cual se sustenta la Revolución Bolivariana y que constituye el principal legado de Chávez.

El pueblo debe continuar organizándose para defender y conducir la Revolución Bolivariana, junto a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y a las Fuerzas Revolucionarias que conforman el movimiento popular cívico militar. Necesitamos hoy lealtad absoluta en un solo propósito: la defensa de la Paz y del futuro, la construcción de la Venezuela potencia que está delineada en el Plan de la Patria.

Nosotros sabremos defender esta Patria en el terreno y la circunstancia que sea. Defenderemos la paz y la democracia con firmeza. ¡Aquí no se rinde nadie! y al pasado de masacre y humillación no volveremos jamás. Como nos dice Chávez, nunca más seremos pueblo traicionado. !!No hay pueblo vencido¡¡.

¡Viva Chávez!

¡Viva Maduro!

¡Viva el Pueblo!

¡Viva la Patria Antiimperialista!

Barinas, domingo 28 de febrero de 2016.

Fuente: Página oficial del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV)

 

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